Última actualización: 14/03/2024
Información general

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El artículo 17 de la Ley 12/2014, de 26 de diciembre, de transparencia y de acceso a la información pública, establece que la Administración pública de la Comunidad Autónoma de Canarias facilitará y mantendrá actualizada información general de la Comunidad Autónoma, en la que se ofrecerá la información institucional, histórica, geográfica, social, económica y cultural más relevante.

En esta página encontrará la información geográfica, histórica, económica y cultural del municipio de La Oliva.

 

EL MUNICIPIO DE LA OLIVA-FUERTEVENTURA

 

Origen

Probablemente, el pueblo de La Oliva deba su nombre a la presencia de acebuches (olivos silvestres) en su territorio. Este lugar, asentado sobre una extensa llanura de tierras fértiles, fue un importante núcleo de poblamiento de los majos, población aborigen anterior a la época hispánica.

Las fuentes documentales acreditan que en los inicios del siglo XVI ya existen algunas casas habitadas por los nuevos pobladores castellanos.

A partir de la creación de la Parroquia, en 1.711, y del traslado al pueblo del Gobernador Militar de la isla, El Coronel, La Oliva se convierte en un de los núcleos de población más importantes y en el principal centro de gobierno de la isla, debido al enorme poder político, económico y social de los coroneles.

Con la desaparición de la figura de los coroneles, en el último tercio del siglo XIX, La Oliva pierde protagonismo a favor de Puerto de Cabras, ahora Puerto del Rosario.

 

paisaje arbusto

 

Situación Geográfica

El municipio de La Oliva se encuentra enclavado en el Norte de la isla de Fuerteventura, con una superficie de 356,13 km2 (21,5% del total insular), incluyendo la Isla de Lobos. Conforman el municipio los pueblos de La Oliva, su capital; Tindaya, Vallebrón, La Caldereta, Tostón o El Cotillo, El Roque, Los Lajares, Villaverde, y Corralejo. Se une a estos pueblos la Isla de Lobos y los más recientes enclaves residenciales de Parque Holandés y La Capellanía. Las calas costeras de Majanicho y La Caleta también cuentan con algunas viviendas, generalmente destinadas a ocupación temporal.

 

mapa norte

 

Historia

La Conquista de Fuerteventura finalizó en 1405. Betancuria, lugar escondido en un valle para prevenir los ataques piráticos de los vecinos del continente africano, fue escogida para capital y desde ella se gobierna la isla. Con la Conquista dirigida por el Normando Jean de Béthencourt, Fuerteventura finaliza su Prehistoria e inicia una nueva etapa, que tendrá reminiscencias feudales. La Villa de Betancuria, donde se asientan los conquistadores, se convierte en el eje que ostenta el poder administrativo por medio de un Cabildo (a modo de Ayuntamiento único), sometido a los Señores como propietarios de la Isla.

El poblamiento de la isla se realiza en los valles de mejores tierras: en Betancuria, Santa Inés, Río Palmas, Pájara, Antigua, Tuineje, Tetir y La Oliva, que son los centros de mayor importancia y por consiguiente los más antiguos. Se huye de las costas, de terrenos menos fértiles o completamente estériles y arenosos.

Un manuscrito anónimo relata que el pueblo de La Oliva fue fundado en 1500 por unos individuos conocidos por los hermanos Hernández, residentes en la Villa de Betancuria “quienes construyen en esta jurisdicción dos casitas con el objeto de pasarse a este término durante el tiempo de las sementeras. Al efecto fabricaron las referidas casas y construyeron una especie de mareta o estanque para el riego de los sembrados, todo ello en el sitio denominado Puerto Escondido. A la idea de los hermanos Hernández se adhirieron otras personas que empezaron a fabricar pequeñas y diseminadas casas, estimulados por las plantaciones de cereales.”

Todas estas nuevas poblaciones que van surgiendo se encontraban muy lejos del centro neurálgico de Betancuria, por lo que en 1711 se crea la ayuda de parroquia de La Oliva para que sus habitantes puedan cumplir con sus obligaciones religiosas.

El letargo que marcan los tiempos posteriores a la Conquista, se rompe durante el siglo XVIII al pasar la residencia de los Coroneles de Betancuria a La Oliva.

La familia Arias de Saavedra, que hereda de generación en generación el Señorío de Fuerteventura, no reside en la isla ya que desde el seiscientos se ha establecido en Tenerife. En este marco, el poder militar que también está en manos del Señor de la isla pasa, poco a poco, a los Coroneles.

En el siglo XVIII, los coroneles no sólo ostentarán el poder militar; pasará a sus manos el poder civil, nombrando o destituyendo los cargos del Cabildo Insular, convirtiéndose en los verdaderos terratenientes, en los verdaderos poseedores del territorio, y consiguientemente, el mayor poderío económico.

El nombramiento del coronel se convierte en hereditario y vitalicio, en manos de una sola familia: Sánchez-Dumpiérrez, que inauguran el cargo, Cabrera-Bethencourt de 1742 a 1833, serán los encargados de fijar la residencia en La Oliva, y los Manrique de Lara-Cabrera, desde 1834 a 1870, que mantendrán, y extenderán el poderío económico de sus antecesores.

 

joan de bethencourt

 

La Oliva, durante los siglos XVII y primeras décadas del XIX, con los coroneles, pasa a ser en la práctica cotidiana la capital insular, aunque se mantiene el Cabildo, que representa el “poder civil y la capitalidad, en Betancuria.

Poblaciones de nueva planta, como Puerto de Cabras o emergentes por la bonanza económica, como Antigua, que se configuran con nuevos habitantes, atraídos por el comercio de la barrilla, principalmente, han ido adquiriendo cierto poder económico y social. Estos sucesos harán que La Oliva y los coroneles pierdan poder, escorándose la isla hacia la zona costera de Puerto de Cabras, en donde se asentarán comerciantes, personal administrativo, representantes del poder central... Serán los encargados de formar una nueva clase social en Fuerteventura, más vinculada a mentalidades burguesas.

De gran trascendencia para las Islas de Señorío serán las Cortes de Cádiz. En 1.811 proceden a la abolición de todos ellos, aunque de hecho ya habían perdido muchas competencias y poder, en favor del Estado. En 1.812, dichas Cortes, realizan una Reforma Administrativa que otorga la categoría de Municipio a toda Parroquia superior a los mil habitantes. Pero todos estos Ayuntamientos existirán sobre el papel hasta los años 1833-35, debido a que por la falta de medios y desorganización no contaban con las estructuras básicas necesarias para formar una entidad local verdaderamente operativa.

Perderán los coroneles el poder político-militar, no así el económico, que mantendrán aún después de la desaparición del cargo. Los Manrique de Lara-Cabrera poseyeron las mejores tierras del municipio de La Oliva.

 

Población

La evolución de la población, consultados los datos más fiables nos reflejan lo siguiente:

            Año                                                                                       Habitantes


          1.755                                                                                  1.300 habitantes.
          1.769                                                                                  2.174 habitantes.
          1.787                                                                                  2.544 habitantes.
          1.835                                                                                  2.938 habitantes.
          1.860                                                                                  2.603 habitantes.        
          1.877                                                                                  2.452 habitantes.
          1.887                                                                                  2.310 habitantes.
          1.920                                                                                  2.377 habitantes.
          1.950                                                                                  2.875 habitantes.
          1.975                                                                                  2.900 habitantes.

 

La caída de la producción agrícola, principal sistema económico, dará como resultado la emigración de sus habitantes. Unos se dirigen a Puerto de Cabras, otros emigran a Gran Canaria y Tenerife, muchos a Río de la Plata (principalmente Uruguay) y Cuba. Después de la Guerra Civil española, hasta los años 70 el punto por excelencia de emigración será África, a las colonias españolas de El Aaiún y Villa Cisneros.

El despegue económico partir de los años 70 del siglo pasado trae consigo un aumento poblacional importante, sobre todo como punto de referencia de población inmigrante, por la oferta laboral que genera el turismo. Este intenso aumento ha hecho posible, pasar de los 2 900 habitantes de derecho en 1 975, a los más de 30.000 actuales.

Evolución Económica

Su economía, al igual que la del resto de la Isla se fundamenta en la producción cerealística, que dependerá, para obtener cosechas rentables, de la bonanza climática. En el Siglo XVIII, sobresale la producción de cebada, y en menor importancia el trigo. También era destacable el comercio de la barrilla (planta de la que se obtiene sosa para elaborar jabón), exportada por los puertos naturales del Municipio.En ganadería, primaba la presencia de cabras y ovejas, sirviendo en su mayoría de abastecimiento a la población autóctona: carnes, leche y quesos.

Con respecto al sector industrial, se reduce a la extracción de la piedra cal, materia prima que desde los primeros tiempos de la conquista se exportaba a otras islas del Archipiélago. Testigo de ello, son los numerosos hornos de cal distribuidos por el Municipio y las referencias anotadas en los Antiguos Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura.

Actualmente, la agricultura, en su gran mayoría de secano, está en retroceso por la escasa rentabilidad que proporciona, las limitaciones de agua, y por la falta de mano de obra que se ha trasladado al sector terciario: construcción, comercio y turismo. Como ingenio para retener la humedad del agua, encontramos en Villaverde la mayor concentración de enarenados de la isla.

 

paisaje

 

A partir de 1.845 se desarrolla en el Municipio el cultivo de los nopales (tuneras), lo que permite comerciar con la cochinilla (base de un valioso tinte usado en la cosmética y textiles. Este cultivo fue próspero en algunas zonas del Municipio, permitiendo la aparición de algunas nuevas familias hacendadas.

A pesar de su declive en las últimas décadas, La Oliva es el municipio de mayor concentración de ganado caprino con unas 15 000 cabezas. A ello contribuye la gran superficie dedicada al pasto, los malpaíses, cultivos de alfalfa y forraje.

 

paisaje ganadería

 

La pesca era otra actividad importante, concentrada por su tradición y por su cercanía a la costa, en El Cotillo y Corralejo. Ha sufrido un abandono espectacular por el estancamiento socioeconómico del sector y la escasez de recursos técnicos.

El turismo, es a partir de los años setenta, el motor del desarrollo municipal. La Oliva, junto con Pájara son los municipios de la isla con más camas, existiendo en La Oliva unas 20.000 actualmente, la mayor parte extrahoteleras. En el ámbito cultural, la introducción de esta importante población foránea, ha creado nuevos hábitos de vida, que han dejado al modelo tradicional en franca minoría.

 

paisaje desde el cielo poblado

 

Espacios naturales

El 14,2% de la superficie municipal está protegida por espacios naturales. Los espacios naturales por excelencia de nuestro municipio son los Parques Naturales de Corralejo y del Islote de Lobos. El de Corralejo, comprende un amplio campo de dunas, un sector de malpaís y un cono volcánico (Montaña Roja). Posee un considerable hábitat sabulícola con plantas como la uvilla, el matomoro y el balancón, además de cobijar en su interior la mejor población de hubara canaria de la isla.

 

Dunas

 

En Lobos, hubo durante una época abundantes focas monje. Hoy no queda ninguna, pero coexisten unas 130 especies vegetales y variedades animales.

El Monumento Natural del Malpaís de la Arena surgió hace unos 10.000 años aproximadamente por erupciones volcánicas. Con ello se dio origen a un paisaje de gran belleza y forma que, tras los años, no ha sido alterado de forma considerable por la mano humana. Tal vez sea este el hecho de que entre su malpaís habiten las mejores poblaciones de tarabillas, tabaibas, aulagas, verodes y líquenes.

 

Montaña de Tindaya

 

Otro lugar espectacular es el cono volcánico de Calderón Hondo, de planta circular y de unos 70 metros de profundidad. Se sitúa en la zona conocida como Mascona, al este de Lajares. Desde Calderón Hondo se observan otros volcanes más próximos al mar: Montaña Lomo Blanco, Montaña la Raya y Montaña la Mancha.

Muy conocido en la actualidad por el Proyecto del escultor vasco Chillida, es el Monumento Natural de Montaña de Tindaya, que tiene su origen a partir del complejo basal de Betancuria. Tuvo un significado mágico para los antiguos majoreros, como atestiguan los grabados podomorfos de su cima, los mejores del Archipiélago. Tiene tres protecciones distintas: como espacio natural, zona arqueológica y por su valor geológico.

 

Calderón hondo

 

El Paisaje Protegido de Vallebrón esta caracterizado por un lomo alargado y con relieve de cuchillo, flanqueado por dos grandes barrancos en forma de U. El vértice más oriental del lomo corresponde a la montaña de la Muda, lugar de interés histórico por albergar un yacimiento con sistema de enterramiento peculiar.

Lugares de interés arqueológico

El municipio es una de las zonas arqueológicas más ricas del contexto insular de Fuerteventura, destacando por su importancia la Montaña de Tindaya, con su espectacular conjunto de grabados podomorfos.

Por su valor, destacamos las construcciones en el poblado de Tinojay, localizado en la ladera media del barranco del mismo nombre. Importante, es la cueva de Villaverde, en la que se han localizado restos aborígenes, tales como cerámica y conchas de moluscos, hoy desaparecidos. En el mismo lugar se localizan importantes restos paleontológicos.

Enterramientos aborígenes se han localizado en la Cueva de Esquinzo, en la Cueva de Guriame y en la Cueva de Los Ídolos, en los bordes meridionales del Malpaís de La Arena, con un ajuar de cerámica, objetos de uso común realizados en piedra y hueso, y sobre todo, por la presencia de cinco ídolos de hueso y piedra.

 

paisaje nocturno

 

Monumentos escultóricos

En este apartado destaca el Monumento a Miguel de Unamuno, en Montaña Quemada, en Tindaya. Cuenta con una estatua que reproduce la figura del intelectual, obra del escultor Juan Borges, a partir de un boceto del pintor Juan Ismael. De este lugar dijo Unamuno: “si viese que mi fin se acercaba y que no podía morir en mi tierra propia... o en mi Salamanca... iría a acabar mis días ahí, y mandaría que me enterrasen en lo alto de la Montaña Quemada...”

En los últimos años, el Ayuntamiento ha procedido a dotar de diversas esculturas de variada topología en los espacios públicos del municipio.

 

Escultura

 

Arquitectura civil

En La Oliva encontramos referentes de arquitectura civil, solo comparables a las edificadas en la antigua capital, Betancuria. Casas como la de Manrique de Lara o Casa del Inglés, y otras, caracterizadas por la “nobleza” de la construcción nos indican el poderío económico del lugar entre los siglos XVIII y XIX.

El exponente por excelencia de la arquitectura civil del municipio, y de la isla, lo constituye la edificación conocida por la Casa de los Coroneles, construida en la segunda mitad del seiscientos por la familia Cabrera Béthencourt.

 

Casa de los Coroneles

 

A pocos metros nos encontramos con la “Casa de la Capellanía”, conocida también como ermita de Puerto escondido o Puerto Rico, con una interesante portada de cantería blanca de la zona, decorada con motivos vegetales.

La Cilla, de principios del siglo XIX, es la edificación donde la iglesia almacenaba los productos que le correspondían por los diezmos y los rendimientos de sus propiedades. La de La Oliva, alberga actualmente un interesante museo del grano.

Los molinos y molinas y los hornos de cal que proliferan a lo largo y ancho del municipio son vestigios de economías, de modos de vivir, no muy lejanos a nuestros días. Destacan los hornos de El Cotillo, de donde salía buena parte de la cal que se exportaba.

Arquitectura religiosa

En la Oliva resaltamos la iglesia dedicada a la advocación de Nuestra Señora de Candelaria. Tiene tres naves, con sendas capillas. La nave central está sostenida por arcos de medio punto sobre columnas toscanas de base cuadrada. Obra mudéjar y popular, de finales del siglo XVII que presenta las formas peculiares de la región y del renacimiento en soporte y portada. La torre de cantería oscura, no sólo es campanario, sino atalaya y vigía. Con los Coroneles se convirtió en el segundo edificio eclesiástico de la isla en importancia.

 

Interior de ermita

 

La Ermita de Nuestra Señora del Buen Viaje, en el Tostón o El Cotillo fue fundada en las postrimerías del seiscientos por Sebastián Trujillo Ruíz, capitán y sargento mayor de la isla, celebrando su primera fiesta el 21 de noviembre de 1860.

Durante el siglo XVIII se construyen la gran mayoría de las ermitas que podemos contemplar en Fuerteventura. Del setecientos son las ermitas de Villaverde, Tindaya, Vallebrón y posiblemente las primeras piedras de la ermita de La Caldereta.

 

 

Exterior frontal de la ermita

 

Arquitectura militar

Destaca la Torre del Tostón, que se denomina Torre de Ntra. Sra. Del Pilar y San Miguel. Corresponde al tipo “quesera”, llamada así por su forma redonda y cuya función principal consistía en proteger pequeñas playas de los ataques piráticos, muy frecuentes en la época. Para ello, contaba con un sencillo equipo de artillería. La obra realizada con piedra extraída de una cantera cercana a la ermita del Cotillo, data de mediados del siglo XVII y está declarada Monumento Histórico de Interés Cultural desde 1 949.

 

Torre del Tostón

 

Costumbres, fiestas y tradiciones

El municipio es rico en expresiones del folclore majorero, elemento cultural que siempre se mantuvo mediante las parrandas en las fiestas patronales, reuniones sociales o los cantos en los tiempos de sementeras y recogida de los granos.

Los variados e intrigantes cuentos y leyendas están impregnados del entorno mágico que ejerce, desde la época aborigen, la Montaña Sagrada de Tindaya. Perviven tradiciones ligadas al mundo religioso, como el Rancho de Ánimas en navidad, en el pueblo de La Oliva.

Al igual que en toda Canarias, el solsticio de verano se alumbra con las hogueras de San Juan, sobre todo en Vallebrón, donde se celebran las fiestas de San Juan Bautista y Nuestra Señora de la Gracia, el 24 de junio.

Corralejo, celebra las fiestas del Carmen, en julio, engalanando las barquitas y “falúas” que pasean a la virgen por el mar. Especialmente vistosa es la Procesión Nocturna, a la que asisten cientos de personas.

La Virgen del Buen Viaje, en El Cotillo, también es paseada por el mar por los pescadores. Durante las fiestas patronales se permite usar artes de pesca prohibidas como el trasmallo, que consiste en la colocación de paredes de redes en las que el pescado queda atrapado con el objeto de realizar un popular asadero en el que participan residentes y turistas.

 

Imagen botín de pesca

 

En verano, Tindaya, celebra Nuestra Sra. de la Caridad, El Roque San Martín de Porres, Villaverde San Roque, Los Dolores en La Caldereta y San Antonio en Lajares. La Oliva celebra las fiestas de Nuestra Sra. de la Candelaria, en febrero. También, en octubre, se conmemora la advocación a la virgen del Rosario.

Gastronomía

En cuánto a la gastronomía de las zonas costeras, como El Cotillo y Corralejo, es recomendable degustar las lapas con mojo verde, los mejillones guisados o secos, el pulpo, las viejas, el pescado blanco y el caldo de pescado.

El plato fuerte de las fiestas es el puchero de carne de cabra, con garbanzos, y verduras. Las lentejas, garbanzos, chícharos... son ingredientes fundamentales de los potajes, base alimenticia del majorero durante siglos.

Por otra parte, el queso de cabra cobra sabores diferentes según “las mano” que lo elaboren. Todo se acompaña con el gofio, en sus pequeñas variantes: pella de gofio, escaldado, con leche, con aceite y azúcar... Fue el pan de la isla durante siglos.

 

Elaboración de queso

 

Escudo Heráldico

La Oliva cuenta con bandera oficial desde el mes de junio del año 2.002. Sin embargo, el escudo heráldico municipal es más antiguo, ya que data de junio del año 1.991.

En el Boletín Oficial de Canarias del 5 de junio de 1.991 fue publicada la Orden que aprobaba el escudo heráldico de La Oliva. Según dispone el Decreto 123/1.990, de 29 de junio, por el que se regula el procedimiento a seguir para la aprobación, por la Comunidad Autónoma de Canarias, de escudos heráldicos, blasones y banderas de las islas y municipios del Archipiélago, la aprobación de estos mencionados emblemas corresponde a la Consejería de la Presidencia del Gobierno Autonómico. El escudo presenta la siguiente descripción:

“Escudo medio partido y cortado: 1º) de oro, una cabra pasante de sable, bordura denticulada de lo mismo; 2º) de plata, un olivo de sinople; y 3º) de azur, la llamada “Casa de los Coroneles” de plata. Al timbre corona real cerrada”.

 

Escudo del Ayuntamiento de La Oliva.

 

Bandera Municipal

Siguiendo los trámites que dispone el Decreto 123/1.990, de 29 de junio, por el que se regula el procedimiento a seguir para la aprobación, por la Comunidad Autónoma de Canarias, de escudos heráldicos, blasones y banderas de las islas y municipios, la Comisión Heráldica de Canarias, en sesión celebrada el 04 de octubre de 2.000 y a proposición de su vocal D. Manuel Martínez-Fresno, acuerda aprobar por unanimidad la siguiente propuesta de bandera:

“Paño rectangular de seda, tafetán, raso, lanilla o fibra sintética, según los casos, cuya longitud es vez y media mayor que su ancho; compuesta por una franja vertical enclavada de cinco piezas, de color negro, situada al tercio del paño cercano al asta; siendo los dos tercios restantes del paño de color amarillo.”

“Si la bandera ostentara el escudo heráldico del municipio, éste deberá colocarse en el centro de la franja de color amarillo”

Se justifica la inclusión de la franja vertical “enclavada” (se refiere a que una de las partes penetra en la otra, con cinco piezas cuadradas en forma de almena) y de los colores en la bandera municipal, por los siguientes motivos:

Franja vertical enclavada: en referencia a la Casa de los Coroneles, exponente por excelencia de la arquitectura civil del municipio, representada también en su escudo heráldico.

Negro: en referencia a su condición volcánica tan característica de su orografía.

Amarillo: en referencia a las dunas, tan representativas de su costa, y a la producción de cereales, base de la economía del municipio en otros tiempos.

Posteriormente, el Pleno Municipal del 18/11/2.000, aprobó inicialmente y por unanimidad la propuesta presentada, acuerdo que fue publicado en el BOP del 18/07/2.001. Finalmente, la Comisión Heráldica aprueba el 30/01/2.002 el expediente remitido por el Ayuntamiento de La Oliva, cuya culminación es la publicación de su aprobación en el BOC del 12 de junio de 2.002, mediante Orden del Consejero de la Presidencia del Gobierno de Canarias. Desde esa fecha el municipio de La Oliva cuenta oficialmente con una bandera representativa.

 

Bandera del Ayuntamiento de La Olliva en color negro y amarillo.